sábado, 29 de septiembre de 2007

Hangover


Hoy es día de resaca. Sin proponérmelo, tengo delante una china barely legal espectacular que contorsiona su cuerpo vestida de colegiala a ritmo de pop-rock. Ni que decir tiene que es una auténtica beldad. Es mediodía, gris y lacónico, a estas horas, y en mis circunstancias, los pensamientos son algo más que pobres. La china sigue bailando.

Las resacas solitarias son oscuras como el entresuelo donde habito, hay que asomarse, sacar la cabeza, para vislumbrar algo de luz. Opto por no hacerlo, es el hábitat perfecto para hacerse una buena paja, pero el vídeo de la china no me convence.

Me convierto entonces en un francotirador obsceno de páginas guarras y de más de-géneros que pululan por la red mientras me inyecto nueva savia moral; no soy adicto a la pornografía, pero sí, probablemente, un usuario demasiado fiel. 

A algunos les picará la sarna moral, y yo me río, mientras un memorable cum-shot salpica la pantalla. No soy yo, es un negro de polla colosal que sonríe de satisfacción después de realizar un buen trabajo.

Pero en la resaca, ya se sabe: siempre rige la ley del no-pensamiento.

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